Una mirada profunda al suicidio
El suicidio es el acto en el que una persona, deliberadamente se hace daño a si misma con la intención de quitarse la vida. A pesar de ser una acción intencionada, y no constituir un trastorno de salud mental, el suicidio es altamente relacionado con la salud emocional de los individuos. Muchos suicidios se cometen de forma impulsiva en momentos de crisis que menoscaban la capacidad para afrontar las tensiones de la vida tales como problemas financieros, ruptura de relaciones, pérdidas en todas sus manifestaciones y enfermedades crónicas.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS) más de 800 mil personas cometen suicidio anualmente alrededor del mundo. De estos, el 79% ocurren en países con ingresos bajos o medianos. Durante el año 2017 hubo un aumento de un 30% en la tasa de suicidio de los Estados Unidos. De acuerdo con el Centro para el Control de las Enfermedades (CDC por sus siglas en inglés) el 54% de las personas que se suicidaron nunca tuvieron un problema de salud mental previo, pero si enfrentaban una desestabilización emocional. El aumento en la tasa de suicidio también pudo observarse en Puerto Rico con una tasa de un 7.58 sobre un 5.80 en el 2016. Aunque reconocemos que un suicidio es demasiado es importante reconocer que Puerto Rico tiene una de las tasas de suicidio más bajas de la Nación con un promedio de los últimos 10 años de 8.2 por cada 100 mil habitantes.
De acuerdo con las estadísticas de la Comisión para la Prevención del Suicidio, para el 31 de octubre de 2018 se reportaron un total de 197 suicidios en Puerto Rico. Esto equivale a un menos 13 suicidio cuando lo comparamos con el mismo periodo del 2016.
Todos podemos estar expuestos a experimentar situaciones de vida tan estresantes que superen nuestras fortalezas para manejarlas. Por eso es importante conocer algunas señales que nos permitan reconcomer en nosotros mismos o en aquellos que nos importan que es momento de buscar ayuda. Las personas en riesgo de cometer suicidio por lo general expresan su desesperanza e incluso su deseo de morir. En esa dirección, hacen expresiones de despedida e incluso regalan objetos significativos a seres queridos. Entre las señales físicas observamos cambios drásticos en las actitudes, en el comportamiento, perdida de interés en aquello que solía gustarle y cambios en los patrones del sueño y la alimentación.
Muchas veces las personas reniegan tener alguna situación y evaden la ayuda por eso es importante no dejarles solo en ningún momento. Aunque la alternativa principal es la búsqueda de ayuda profesional, la realidad es que todos podemos salvar una vida. Por lo general, las personas que se están planteando el suicidio están dispuestas a expresar lo que sienten y piensan, particularmente si existe un genuino interés de la otra parte en escuchar y ayudarle. Por lo tanto, preste atención a los factores de riesgo que puedan ser detonantes para que esa persona cometa un acto suicida, así como a las señales de advertencia. Indague con la persona sobre la posibilidad de que haya intentado suicidarse en algún momento y si tuvo alguna pérdida reciente, ya sea familiar, de empleo o vivienda. Averigüe si es víctima de violencia o sufre alguna enfermedad grave que la haga pensar en el suicidio para terminar su dolor.
Para prevenir el suicidio es recomendable también escuchar las señales de advertencia verbales. Debemos estar pendientes a frases que denoten que esa persona se siente como una carga sobre los demás, que nadie se preocupa por ella ni la comprende, que no tiene sentido seguir viviendo. Expresiones como “Todos están mejor sin mí”; “A nadie le importa lo que me suceda”; o “¿Qué sentido tiene?”. Igualmente, se puede prevenir un suicidio prestando atención a los sentimientos, emociones y comportamiento de la persona. Estos detalles son importantes conocerlos e identificarlos.
Por otro lado, también es importante conectarse con la persona de forma genuina, sobre todo, si ya ha expresado su intención de suicidarse. Dialogue con ella. Demuéstrele que no es un ser invisible, que usted comprende su dolor y realmente desea ayudarla. Evite hacer expresiones superficiales como “No es tan grave” o “Las cosas mejorarán”. Por el contrario, dígale “No sé cómo resolver tus problemas, pero sé que me preocupa lo que ocasionen en tu vida”.
Cuando la persona le ha manifestado verbalmente a alguien su deseo de cometer el acto suicida es vital preguntarle de forma directa el momento y el plan que considera para llevarlo a cabo. Nunca dude, ni minimice la respuesta que brinde; por supuesto, no lo deje solo y escuche cómo se siente. En estos casos, es vital que no trate de solucionar la situación usted únicamente. Busque ayuda profesional de inmediato. En ASSMCA somos una alternativa, a través de la Línea PAS, 1-800-981-0023, la cual está disponible 24 horas, los 7 días de la semana. Cabe señalar que, las llamadas de la Línea PAS son confidenciales y atendidas por un equipo clínico preparado para ayudar a las personas a establecer estrategias e idear la forma de superar situaciones difíciles. De igual forma, estos expertos en manejo de crisis proporcionarán un entorno de aceptación, donde las personas que generen las llamadas podrán hablar sobre sus problemas y compartir abiertamente sus preocupaciones.
Colaboración de la Administración de Servicios de Salud Mental y Contra la Adicción (ASSMCA)