Servicios psicoterapéuticos basados en evidencia para víctimas de violencia de género
Por: Dra. Yazmín Cancel Cruz
Supervisora Clínica
Ante los números alarmantes de casos reportados por violencia de género, especialmente hacia las mujeres, es importante divulgar y promover servicios con respaldo científico de salud mental accesibles para esta población. Los profesionales de la salud mental se integran en los procesos de servicios con las mujeres combatientes de violencia doméstica de diversas maneras o en diferentes momentos del proceso. Su trabajo es esencial para facilitar el camino de la recuperación. Los modelos psicoterapéuticos basado en evidencia tienen entre sus factores comunes herramientas para que las mujeres rompan y sobrevivan el ciclo de violencia doméstica. A continuación, presentamos un modelo psicoterapéutico basado en evidencia y modalidades de intervención.
Los programas con mayor evidencia son destinados al fortalecimiento de la autoestima, aumentar las capacidades de afrontamiento de las situaciones de maltrato, empoderamiento y cómo retomar el control de sus vidas (Walker, 1991). Otros objetivos corresponden a la identificación y modificación de creencias erróneas y responder de manera adaptativa a la situación de abuso (Webb, 1992), así como de reducir los sentimientos de culpa, expresar la ira y adquirir independencia (Tutty, Bidgood & Rothery, 1993).
La literatura científica valida el uso de varias técnicas terapéuticas para apoyar el proceso de recuperación y la transición de la mujer combatiente a sobreviviente de violencia de género. Lenore Walker (1997) presenta su modelo de STEP (The Survivor Therapy Program) con evidencia en la efectividad para trabajar con poblaciones expuestas a maltrato psicológico, físico, sexual o violencia doméstica. Se puede aplicar en las modalidades de terapia grupal e individual. Está compuesto por doce sesiones, pero no se limita a este número para alcanzar las metas del plan de servicio. El mismo tiene fundamentos en la terapia feminista y el trauma. Se ocupa del concepto erróneo que tiene la mujer de “estar loca” y entender que lo que experimenta son síntomas psicológicos producto de la exposición al trauma o sus vivencias con la persona agresora.
La terapia individual se dirige a las necesidades particulares de la mujer. Esta herramienta es útil en el manejo de las crisis, evaluación profunda de sus necesidades y para trabajar los niveles de riesgo que se identifican durante los procesos de evaluación. Las terapias de grupo han tomado mayor pertinencia en las comunidades o en los albergues de protección. En su mayoría ofrecidos por facilitadores adiestrados y especialistas dirigidos aumentar los patrones de autoayuda. Las terapias grupales pueden estar estructuradas a corto o largo plazo. En el grupo las mujeres conocen otras que están combatiendo y se apoyan a romper con el aislamiento característico que se encuentran cuando están en el círculo de violencia.
La terapia de familia es recomendada para trabajar situaciones o problemas relacionados a la familia original, como por ejemplo cuando hay hijos de la relación. Este enfoque provee espacio para identificar el impacto de la violencia en otros miembros, el manejo emocional y los cambios que se producen en su diario vivir.
En el Centro de Servicios Psicológicos Nueva Vida servimos a la población de víctimas de violencia domésticas fundamentados en prácticas de evidencia de manera accesible y libre de costo. Brindamos servicios psicoterapéuticos individuales a las víctimas y sus hijos. Puedes comunicarte y recibir información confidencial a nuestros números: 787-881-1212 ext. 6072, 6106; o escribir a través de nuevavida@pucpr.edu