Qué debes conocer de la diabetes gestacional y el embarazo
La diabetes gestacional es conocida como una de las complicaciones más comunes en el embarazo. Se trata de una alteración en el metabolismo de los hidratos de carbono que se detecta por primera vez durante el embarazo. Se produce cuando los valores de azúcar en la sangre son más altos que los normales. La frecuencia de diabetes gestacional se produce aproximadamente entre un 3 a un 10 por ciento de las mujeres embarazadas. También hay más incidencia en determinados grupos étnicos como en mujeres de origen asiático, indio, nativas de las islas del Pacífico o indias norteamericanas. La diabetes gestacional aumenta el riesgo de aparición de otras complicaciones obstétricas como: macrosomía fetal, sufrimiento fetal, anomalías, complicaciones durante el parto o problemas neonatales; entre otros.
Dicha condición se produce cuando la producción y secreción de insulina no es suficiente para regular los valores sanguíneos de azúcar, para que permanezcan dentro de los parámetros normales. Contrario a los otros tipos de diabetes como la diabetes tipo 1 y 2, la diabetes gestacional no es causada por la falta de insulina, sino por los efectos bloqueadores de otras hormonas en la insulina producida, conocido como resistencia a la insulina. En la mayoría de los casos estos cambios son notables a partir de la semana número 20 de gestación.
Estudios indican que el porcentaje es mucho más alto entre las mujeres Latinas, ya que por cuestiones genéticas, tienen una mayor probabilidad de padecer diabetes que el resto de la población. Se estima que una de cada cuatro latinas padece alguna clase de diabetes. Además, las latinas tienen un alto riesgo (52.5 por ciento) de padecer diabetes. El riesgo de la población blanca es del 31 por ciento. En términos generales la comunidad latina, más del 11 por ciento padece diabetes. Esta condición afecta más a ciertos grupos. Por ejemplo las personas de origen puertorriqueño tienen el índice más alto de diabetes con un 12.6 por ciento. Les siguen los mexicoamericanos con un 11.9 por ciento y los cubanos con un 8.2 por ciento. También hay que tener presente que los latinos tienden a desarrollar diabetes a una edad más temprana que otros grupos étnicos.
Es por estos datos que se recomienda, especialmente a las mujeres latinas hacerse una prueba de la glucosa una vez al año para saber cómo está su nivel de azúcar en la sangre, y asegurarse de que no tienen la condición. Esto es especialmente importante si estás planificando empezar una familia.
En la mayoría de los casos, este tipo de diabetes desaparece cuando el bebé nace; pero una vez se ha padecido de Diabetes del embarazo; se tiene más riesgo de que aparezca en otros embarazos y también de desarrollar diabetes tipo 2 más adelante.
La diabetes gestacional usualmente no presenta ningún síntoma. Es por esta razón que a casi todas las mujeres embarazadas se les realiza una prueba que se llama prueba de tolerancia a la glucosa con 50 gramos de azúcar entre las 24 y las 28 semanas.
Sin embargo, a las mujeres que corren alto riesgo de padecer diabetes, como es el caso de las latinas, o a las que muestran signos de tenerla los médicos les recomiendan hacerse la prueba en su primera visita prenatal y repetirla entre las 24 y 28 semanas, si el resultado sale negativo.
En el caso de que la prueba salga positiva, no quiere decir que haya un diagnóstico de diabetes en el embarazo. Para confirmarlo habría que realizar una prueba más detallada.
Entre los factores de riesgo para tener esta condición y por lo que es importante que se hagan la prueba de tolerancia a la glucosa están: ser obesa (con índice de masa corporal por encima de 30), haber tenido diabetes del embarazo anteriormente, que hayan varias personas en la familia que tengan o hayan tenido la condición.
Algunos estudios indican que más del 76 por ciento de las latinas en Estados Unidos tienen sobrepeso. De ese porcentaje se considera que aproximadamente un 45 por ciento padece de obesidad. Otros especialistas recomiendan esta prueba si la paciente ha tenido anteriormente un bebé muy grande (el límite para algunos médicos es un peso de 8 libras con 13 onzas (casi 4 kg) y para otros 9 libras con 14 onzas, ha tenido antes un bebé que nació muerto por causas no explicadas, ha tenido antes un bebé con un defecto de nacimiento, si tiene la presión arterial alta o si tiene más de 35 años, haber tenido preclamsia, si utilizó medicamentos por tiempos prologados como los corticosteroides, si ha tenido abortos recurrentes, si tuvo algún bebé macrosomía fetal (bebés de 4.000 gramos o más al momento de nacer), malformaciones fetales y neomortalidad fetal.
La gran mayoría de las mujeres que padecen diabetes durante el embarazo tienen bebés sanos. Podrían mantener los niveles de azúcar en la sangre bajo con modificar sus hábitos de alimentación y al hacer ejercicio. En otros casos es también necesario el uso de medicamentos tales como insulina o pastillas hipoglusomiantes.
En muchos casos los niveles de glucosa en sangre se normalizan después del parto. Sólo del 1% al 3% de los casos le continúa. Es de suma importancia realizar el tratamiento adecuado: un buen plan alimentario y actividad física; recomendada por el médico obstetra. Terminado el embarazo es importante hacer una nueva evaluación de los niveles de glucemia, solicitando una prueba de laboratorio de glucosa a las 6 semanas postparto. De haber recibido insulina durante el embarazo por la diabetes, se realizará la prueba después de haber finalizado el tratamiento. El resultado de esta evaluación puede ser el siguiente: Normal: Se tendrá un 30% de posibilidad de repetir la diabetes gestacional en el próximo embarazo y también la posibilidad de padecer diabetes en el futuro, Patológico: puede presentar intolerancia a la glucosa o Diabetes mellitus, en la que es necesario continuar el tratamiento médico-nutricional.
Entre los riesgos que puede tener el bebé luego del diagnóstico se encuentra la macrosomía fetal (peso excesivo del bebé) constituye el riesgo más frecuente si se presenta diabetes gestacional. Esto surge por el alto nivel de glucosa en la sangre materna, que atraviesa la placenta y provoca una producción excesiva de insulina por el páncreas del bebé. Este exceso de peso se asocia también a una mayor incidencia de nacimientos por cesárea y traumas en el momento del parto, tanto en el bebé como en la mamá por laceraciones vaginales. El feto de madre diabética tiene mayor probabilidad de desarrollar malformaciones congénitas y más posibilidades de presentar inmadurez pulmonar, ya que el exceso de insulina fetal retrasa su maduración.
El diagnóstico de esta condición se realiza con una simple prueba de sangre, basada por los estándares por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el de la Asociación Americana de Diabetes (ADA).
A todas las embarazadas con esta condición se le debe brindar un seguimiento muy de cerca, por el bien del bebé y de la futura madre. Se le enseñará el automonitoreo de los niveles de glucosa en la sangre, permitiéndole a la embarazada participar activamente en su cuidado. Las consultas obstétricas en caso de diabetes gestacional deben realizarse en forma más frecuente y luego semanalmente hasta el momento del parto. En cada consulta se debe calcular el control de glucemia, presión arterial, el peso y la presencia de edemas, entre otros monitoreos que se llevan a cabo durante el embarazo. Se pueden realizar controles mensuales de hemoglobina glucosilada como método complementario de valoración del control de glucemia.
La paciente también deberá seguir una dieta específica para su diabetes gestacional, donde consuma la cantidad de calorías necesarias según su caso y según estipulen los especialistas. Es importante establecer un compromiso con la embarazada para el cumplimiento del plan alimentario, el listado de alimentos recomendados y no recomendados, su distribución y las calorías necesarias, serán de extrema importancia para que la paciente conozca y aprenda a manejar su alimentación.
En el tratamiento participarán obstetra, perinatólogo (especialista en embarazo de alto riesgo), nutricionista, especialista en cuidado dental y oftalmológico, como parte de la primera etapa del proceso. Como parte de la segunda etapa se integrará el neonatólogo (especialista en cuidado de recién nacidos). Además, es muy importante que tanto la paciente como la familia se integren y conozcan sobre la condición y sobre los indicadores para un manejo adecuado.
Es importante que las pacientes se informen sobre cómo prevenir o reducir los efectos de esta enfermedad.
“Mujer: Tu salud y la de tu bebé es muy importante, cuídala”
Por: Dr. Jaffet Seda Rodríguez
Ginecólogo, Obstetra