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Neurobiología de la violencia

Neurobiología de la violencia

El ser humano comparte el 96% de los genes con el chimpancé, uno de los animales más violentos en el mundo. Durante toda la historia de la humanidad cuando el ser humano ha sido reducido a la subordinación, la escasez y la pobreza, se ha aumentado el nivel de violencia y criminalidad.
En la revista de neurología.com Rev Neurol 2010; 50 (5): 291-299 se pone de manifiesto que existen 2 tipos de actos violentos que se clasifican de la siguiente manera; el premeditado que implica que el individuo tiene muy bien desarrollada la corteza pre frontal del cerebro, quien se encarga del análisis y la inhibición de las emociones, pero a la vez, una baja actividad en la amígdala (el centro de las emociones en el cerebro) cuando se manifiestan emociones de afecto, y alta actividad cuando son emociones de desprecio y coraje. Esto explica la conducta calculada y fría de los asesinos en serie o actos de violencia premeditados. La segunda clasificación es el acto violento afectivo que está relacionado con alta actividad en la amígdala y déficit de funciones pre frontales en el lóbulo frontal del cerebro, lo que hace que la persona no pueda tener control de emociones como la ira.
La neurociencia ha puesto de manifiesto que la agresividad surge cuando existe un desbalance químico en el cerebro, relacionado con bajos niveles de serotonina (neurotransmisor de los estados de ánimo) y altos niveles de dopamina (asociada al placer). Es que se ha asociado los bajos niveles de serotonina con conductas de subordinación que desembocan en agresividad y los altos niveles de dopamina con la obsesión por el placer llegando a cometer actos violentos por el mismo.
Como es conocimiento de muchos, nosotros los puertorriqueños somos muy emocionales lo que nos revela que tenemos muy bien entrenado el cerebro emocional (sistema límbico) y que somos propensos a la constante búsqueda de placer y recompensa. Por otro lado, hemos pasado un sinnúmero de crisis que nos han golpeado fuertemente y posiblemente estemos presentando síntomas de depresión que eventualmente se manifiestan en violencia y frustración. Por otra parte, la neurociencia propone que entrenemos nuestra corteza pre frontal ya que nos va a ayudar a manejar, filtrar, inhibir y analizar las emociones, dándonos una mejor respuesta ante las situaciones.
Los últimos estudios han demostrado que la violencia se reduce cuando la persona tiene un balance entre sus emociones y la capacidad de razonar. También se ha descubierto que darle paso a emociones de afecto y apego son beneficiosas para el individuo ya que hace que se segregue la oxitocina, hormona relacionada a la empatía y afecto.
Por último, algunas recomendaciones para mantener su corteza pre frontal activa y el nivel de violencia reducido son:
  • Reducción de la contaminación ambiental (ambientes tóxicos afectan directamente la corteza pre frontal).
  • Espacios y culturas de afecto (cuando hay ambiente de afecto se segrega una hormona llamada oxitocina lo que ayuda a regular la conducta agresiva).
  • Educación con altos valores (los valores y buenas creencias se registran en la corteza pre frontal).
Mantener una buena alimentación (la corteza pre frontal consume un 20% de glucosa para poder funcionar bien).
Por: Dr. Joel Acevedo Nieto, Ph.D
Neurobiólogo

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