Los hijos ante la pérdida o separación de sus padres
Por: Alberto J. Morales Aponte, MA, MBA, PhD©
Psicólogo en Consejería y Manejador de Crisis
Podemos definir a la familia como la unión de personas emparentadas que viven juntas y donde existe un compromiso personal de unión, respeto, amor, relaciones de intimidad y dependencia. Esta unión se puede ver violentada y culminar abruptamente ante la separación de los padres o el fallecimiento de alguno de ellos, es ahí cuando comienzan a surgir en los hijos, cambios emocionales, tales como: tristeza, coraje, ansiedad, entre otros.
Los niños o jóvenes en muchas ocasiones, son los que mayormente se ven afectados ante esta separación o pérdida de sus padres, ya que en ocasiones no entienden la razón de lo ocurrido e incluso pueden pensar en cierto modo que son culpables de lo que aconteció, a esto se le podría sumar el que el menor o joven, no exprese lo que siente, lo que le podría empeorar la situación emocional, ya que estaría reprimiendo sus sentimientos y no canalizarlos de la manera correcta, esto podría proyectarse en sin número de problemas académicos, conductuales, entre otros.
Pensamientos que podría presentar el niño o joven, ante la separación de sus padres o ante la pérdida de uno de ellos:
- Sentimiento de culpa, ya que podría pensar y entender que él o ella, ha sido la causa de la separación de sus padres o la pérdida de alguno de ellos
- Confusión, al no entender con claridad lo que está ocurriendo
- Baja autoestima, cambios de conducta, ansiedad, tristeza, problemas de socialización
- Rencor o conducta de recriminación hacia unos de sus padres, ya que piensa que alguno de ellos tuvo la culpa de la separación de su familia
- Autoagresión (cortarse), para lidiar con la ansiedad que le produce dicha situación
- Relaciones disfuncionales o conducta manipulativa, dificultándole el establecer vínculos afectivos saludables
- Dificultad en conciliar el sueño o pesadillas
- Pérdida del apetito
- Problemas académicos, peleas en la escuela, falta de concentración y distracción
- Pensar que ya no lo quieren
- Pensamientos e ideas suicidas, entre otros
Algunos datos estadísticos recopilados en la página del Departamento de Salud de Puerto Rico en su informe anual de estadísticas vitales, señala que para el año 2007 y 2008, se reflejó que la tasa general de divorcios se mantuvo en aproximadamente 5 divorcios por cada 1,000 habitantes de 15 años o más. Específicamente para estos años, se otorgaron un total de 15,113 y 14,849 divorcios respectivamente, registrando un aumento significativo de 69.9 a 79.7, es decir que para el 2008, por cada 100 matrimonios celebrados, se efectuaron 80 divorcios. Las últimas estadísticas publicadas por dicha agencia reflejan que para el año 2011 hubo 14,614 divorcios, para el año 2012, 14,629 y para el año 2013, 14,775, en contraste con los 20,675 matrimonios llevados a cabo el mismo año.
Si no se trabaja emocional y psicológicamente con el niño o el menor, la tristeza que este padece podría llegar a desarrollare en depresión u otra condición emocional severa, e incluso presentar síntomas psicosomáticos (proceso de origen psíquico que tiene repercusiones físicas), que agudizarían la situación emocional del mismo. Se recomienda hablarle al niño o al menor sobre lo ocurrido y escuchar lo que este piensa sobre dicha situación, para así tener una visión más clara sobre como este ha interpretado el suceso. De ser una situación de separación, los padres deben organizar el tiempo que ambos compartirán con el menor, no discutir frente al mismo y no hablarle mal al hijo del otro padre. Se recomienda llevar al menor a una evaluación psicológica de este presentar algunas de las conductas antes mencionadas o como método de prevención, ya que el niño o joven, podría sentirse más a gusto contándole lo que siente a una persona externa al núcleo familiar, de esta manera expresarle al psicólogo, cosas que no le ha expresado a familiares o conocidos.
Todo problema tiene solución, pero hay que tomar iniciativa, buscando ayuda temprano, para evitar que la situación se agudice y se resuelva con mayor prontitud.