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Las Consecuencias de la Cleptomanía

Las Consecuencias de la Cleptomanía

La cleptomanía, “clepto” se deriva del griego y significa quitar, es un trastorno del control de impulsos que se caracteriza por el robo compulsivo de cosas, se clasifica como una adicción psicológica. El cleptómano, a diferencia del ladrón común que roba para satisfacer una necesidad material o económica, actúa para satisfacer la necesidad de un impulso. Un ladrón por lo regular, puede pasar días y horas e incluso meses planificando el acto, el cleptómano lo lleva a cabo movido por un impulso. Este impulso genera ansiedad, lo hace sentir incomodo o excitado, para aliviar estos sentimientos roba. La conducta es precedida por ansiedad que se alivia inmediatamente una vez se realiza el acto, reforzando así la conducta de robar. Este refuerzo o satisfacción, es la causa principal por las cual se mantiene la conducta. Eventualmente la persona puede sentir culpabilidad, remordimiento, odio o coraje a sí mismo y miedo a ser arrestado. Luego el impulso regresa, el ciclo se repite dando paso a la adicción.
La causa de la cleptomanía no se conoce, hay varias teorías que sugieren cambios en el cerebro, como la raíz del trastorno. Los niveles bajos de serotonina, un neurotransmisor que ayuda a regular los estados de ánimo y las emociones, es común en personas propensas a comportamientos impulsivos. Se relaciona también con trastornos adictivos, ya que al robar se libera dopamina, otro neurotransmisor que genera sensaciones placenteras, lo que les lleva a repetir la conducta y experimentar esa sensación gratificante.
La cleptomanía, si no se trata, puede traer como consecuencia graves problemas emocionales, legales, familiares y financieros. Las complicaciones incluyen aislamiento social, ideas suicidas, abuso de sustancias, ansiedad y depresión.
Si sospecha que un familiar o amigo cercano padece de este trastorno, tenga en cuenta que la cleptomanía es un problema de salud mental, no un signo de debilidad o un problema de conducta antisocial. Hable con su ser querido sin acusarle o hacerle sentir culpable, expóngale su preocupación por los riesgos de esta conducta compulsiva. Brinde su apoyo y explíquele que entiende que el impulso de robar puede ser demasiado fuerte de resistir, pero que existen tratamientos que le pueden ayudar a superar esta adicción y a vivir una vida sin culpa ni vergüenza.
Por: Nilsa T. Cuevas Ruiz
Psicóloga

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