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La Nutrición en Infantes y Niños

La Nutrición en Infantes y Niños

Durante el embarazo una buena salud materna, una cuidadosa y supervisada dieta y un descanso apropiado aseguran una buena y nutrición para el feto. Esta unión donde el feto adquiere todos sus nutrientes de la madre tiene como consecuencia la etapa de crecimiento más rápida en la vida del ser humano. Cuando esta unión simbiótica se rompe el nuevo infante entra en su segunda etapa de crecimiento más rápida, ahora en su vida extrauterina. El infante doblará su peso para los 5 meses de vida y lo triplicará para los 12 meses de edad. El alimento durante este periodo le proveerá crecimiento físico y emocional, siendo la base nutricional del resto de su vida.

 

La meta en la nutrición del infante es producir una alimentación adecuada, sin deficiencias ni excesos, siendo el primero tan importante como el segundo. En esta etapa el infante necesita alimentación fácil de digerir con todos los nutrientes esenciales provistos por una distribución razonable de calorías derivadas de proteínas, grasas y carbohidratos. Este patrón alimenticio inicial del infante afectará de forma significativa sus hábitos dietéticos en su futuro.

 

Basado en estudios nutricionales en la infancia se recomienda para niños nacidos a término que de un 7% a 16% de sus calorías alimentarias provengan de las proteínas, de un 30% a un 55% y el resto de sus calorías de los carbohidratos. La leche materna provee un 7% de sus calorías de las proteínas, un 55% de la grasa y un 38% de los carbohidratos (lactosa). Las fórmulas comerciales producidas de la leche de vaca la han procesado de forma que provea calorías en proporciones parecidas a la leche materna.

 

Con la excepción de la vitamina D, hierro y fluoruro, un infante alimentado con leche materna recibe una nutrición adecuada, por lo menos, hasta los 6 meses de vida. La leche materna satisface las necesidades nutricionales del infante durante todo su primer año de vida. Las fuentes nutritivas sólidas no son necesarias hasta los 4 a 6 meses de edad.

 

Aunque la leche de vaca se maternice y los porcientos de nutrientes se asemejen a los de la leche materna existen diferencias en los tipos de proteínas y carbohidratos entre las dos leches. El porcentaje de caseína comparada con el llamado suero de la leche materna (whey) está compuesto de lacto-albúmina y lacto proteína. Ambas proteínas tienen un alto valor nutritivo, sin embargo la caseína es más difícil de digerir que los lacto-albúminas de la leche materna.

 

Las grasas en la leche de vaca contienen ácidos grasos saturados difíciles de digerir por el infante. La leche materna contiene ácidos grasos insaturados como el oleico y rinoleico. La leche materna contrario a la leche de vaca es rica en lipasa la que al añadirse a la lipasa intestinal produce una rápida absorción de grasas y triglicéridos haciendo rápidamente accesible estas grandes fuentes de energía al infante. La leche materna tiene una alta concentración de lactosa. La lactosa se divide en glucosa y galactosa. La galactosa se sintetiza a galactolípidos los cuales son un componente esencial en el desarrollo del sistema nervioso central (cerebro). Un niño lactado es un 15% más inteligente que uno no lactado.

 

En el infante el horario de lactancia es muy importante. En el niño lactado es a demanda. Se lacta cuando el infante la pide. En el niño alimentado por botella se alimenta por horas.
          
Número de alimentación por hora

 

Edad                                    Número de alimentación
0-1 meses                                    6-8
2-6 meses                                    4-5
7-10 meses                                  3-4
11-12 meses                                 3

 

Onzas por alimentación
 
Edad                        Onzas
1 mes                        2-4
2 meses                    5
3 meses                    5-6
4 meses                    6-7
5-12 meses               8

 

En los infantes luego del segundo a tercer mes de vida se elimina la alimentación nocturna. Al nacer el bebé tiene almacenamiento adecuado de vitaminas con la excepción de la vitamina K. Luego de los 14 a 15 días de nacido se debe comenzar con un suplemento vitaminas. Principalmente en el infante lactado se debe suplir con vitamina A, C y D y lugares donde no existe el agua con flúor se le debe proveer luego de los 6 meses de edad. El flúor evita las caries en infantes y niños. Los suplementos de vitaminas se deben proveer hasta los 18 a 24 meses de edad. Si el niño no tiene apetito se deben prolongar.
El infante debe recibir 1mg/kg/día de hierro. Tanto la leche materna como la de vaca es deficiente  en hierro. Las fórmulas comerciales tienen de 8 a 12 mg de hierro por litro. El infante presenta una baja fisiológica (normal) de hemoglobina para  los 9 meses de edad cuando sus reservas del cambio de hemoglobina fetal a hemoglobina de adulto se empiezan a reducir. Es por esta razón que se debe medir su hemoglobina con una prueba de laboratorio. Si es necesario se le suministra hierro al infante 2 horas antes o después de las comidas para mejorar su absorción.

 

El destete en el infante en la mayoría de los países es una situación cultural. En Puerto  Rico, un país industrializado, donde la madre trabaja el destete se realiza para los 6 meses de edad del infante. A los 6 meses de edad el infante ha madurado su sistema digestivo de manera que tolera otras fuentes de alimentos, además de la leche.

 

Los alimentos sólidos como cereal de arroz, cereal de avena, cereal de cebada, vegetales verdes y amarillos, frutas y jugos pueden ser añadidos a la nutrición del infante luego de los 4 a 6 meses de forma escalonada. Se observa la tolerancia del infante cada vez que se introduce un nuevo alimento. Generalmente no es recomendable mezclas de diferentes alimentos al iniciar los sólidos. Esto facilita la identificación de reacciones adversas.

 

Esquema de alimentos sólidos
5-6 meses               cereales y frutas (jugos)
6-7 meses               carnes y vegetales
7-8 meses               yema de huevo
8-9 meses               clara de huevo

 

Luego de los 6 meses el infante debe consumir, al menos, 28 onzas de leche en adición a los sólidos. Se recomienda preparar en el hogar los alimentos sólidos de ingredientes frescos en su licuadora a batidora.  Es importante no dar pedazos de comida sólida a infantes y niños preescolares para evitar el atragantamiento con pedazos de frutas y/o carnes.

 

La dieta del niño de edad escolar y del adolescente debe ser similar a la del adulto activo. Sin embargo, hay que añadir alimentación extra para cubrir las necesidades en el periodo de crecimiento rápido (9-14 años). Los hábitos nutricionales y preferencia de alimentos están influenciados grandemente por los hábitos de la familia. Los niños comerán lo que observan que sus familiares comen. Si un infante o niño preescolar es acostumbrado a ingerir excesos de azúcares y sal (sodio) se acostumbrará a este tipo de alimentación afectando toda su vida. Es importante alimentar el niño y adolescente con comidas sin preservativos ni hormonas. Se debe educar al niño a no comer comida “chatarra” alta en sodio, hormonas, preservativos, excesos de carbohidratos y grasas saturadas. El pediatra está en la posición de orientar a toda la familia sobre como comer saludable. Es imposible lograr  que un niño o adolescente obeso controle su peso si sus familiares no lo controlan junto con el.

 

La prevalencia de niños y adolescentes obesos se ha incrementado en Puerto Rico y Estados Unidos de forma alarmante en los últimos 50 años. Es importante que los niños en sobrepeso y los adolescentes se les sometan a un cambio de vida terapéutica, no solo en los alimentos que consumen sino en su actividad física y su control emocional. La familia debe realizar actividades que promueven la ingestión de alimentos saludables desde el momento de comprarlos, cocinarlos y consumirlos. Los adultos de la familia son los encargados de fomentar la buena alimentación y el ejercicio. Un niño y adolescente obeso será un adulto obeso propenso a las enfermedades crónicas como Diabetes Mellitus, hipertensión arterial y accidentes cerebrovasculares.

 

La causa principal de la obesidad es el consumo excesivo de colorías (hiperfagia). Debemos aprender a leer las etiquetas de los alimentos consumidos, preparados saludablemente (no fritos) y consumirlo en porciones adecuadas. Esta es la única forma en que podemos prevenir las enfermedades crónicas. Luego de que se establece la obesidad persiste, por lo tanto, hay que evitarla.

 

Debemos:
  • Lactar
  • Posponer la introducción de sólidos en el infante (al menos hasta los 6 meses)
  • Eliminar los alimentos altos en calorías.
  • Medir el peso del infante regularmente identificado el sobrepeso.
  • Promover la actividad física y ejercicios.
  • Repasar cuales son nuestros hábitos alimenticios.
Desarrollar un sentido de identidad y propósito en nuestras vidas de forma que nuestros niños y adolescentes tengan un modelo de vida saludable que seguir.
Por: Dr. Francisco Ball Rosa
Pédiatra

 

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