La Andropausia y Sexualidad
El ser humano atraviesa por diferentes etapas en el transcurso de su vida y una de esas etapas en la mujer, es conocido como menopausia y en los hombres es conocido como climaterio masculino, menopausia masculina o andropausia.
A diferencia de lo que ocurre en las mujeres donde la menopausia es universal y ocurre en todas las mujeres con la consecuente finalización del período fértil, el cuadro clínico florido de la andropausia es muy individual y aparece en un bajo porcentaje de hombres que pueden afectar la calidad de vida del varón: (10% en los 50 años, 20 y 25% después de los 60 años y un mayor porcentaje luego de los 70 años), cabe destacar que un porcentaje de hombres mantienen la capacidad de reproducción hasta pasados los 70 años de edad y otros pueden no perderla formando parte del envejecimiento normal.
La Andropausia, no es más que la disminución radical de los andrógenos u hormona sexual masculina como la testosterona. ADAM del inglés: Androgen Deficiency in the Aging Male, o sindrome de deficiencia androgénica del hombre adulto.
A partir de los 35 años de edad, en los hombres hay un descenso lento y progresivo de los niveles de testosterona u hormona sexual masculina y es entre los 40 y los 55 años de edad y a consecuencia de la disminución hormonal que se pueden producir cambios físicos y psicológicos en el varón.
Los síntomas físicos pueden ser: manos y pies fríos, piel seca, pérdida de vitalidad física, aumento de la grasa corporal, pérdida de tonicidad y elasticidad, pelo fino y escaso, fatiga persistente e incluso complicaciones más graves como enfermedades cardiovasculares y osteoporosis (fragilidad de los huesos).
Los síntomas psicológicos son: irritabilidad, depresión, insomnio y baja tolerancia al estrés. En la esfera sexual los síntomas más comunes son: disminución del deseo sexual, de la fuerza y cantidad de la eyaculación, disminución de la motilidad espermática, necesidad de una mayor estimulación directa y mayor tiempo para lograr una erección, disminución de la potencia sexual y del tamaño testicular, pérdida del vello genital y alargamiento del período refractario, es decir, se alarga el tiempo posterior al coito en el que el hombre es incapaz de una nueva erección. Las disfunciones sexuales es una de los principales motivos de consulta que aquejan hombres entre 35 y 70 años de edad producido por la andropausia.
La relación de pareja también se ve afectada no solo por los cambios de humor o depresión si no por la vergüenza o ansiedad que genera los síntomas sexuales.
Hay muchos factores que pueden favorecer la aparición de los síntomas de la andropausia entre ellos las causas hereditarias, la obesidad, el estrés físico y psicológico, enfermedades del corazón, exceso de alcohol y tabaco, consumo de drogas, la diabetes y enfermedades tiroideas entre otros.
Por este motivo es muy importante el cuidado físico como ejercitarse regularmente, un cuidado en la alimentación y evitar la ingesta de alcohol, cigarrillos. Visitas médicas regulares, así como también, una mayor comunicación con la pareja podrá ayudar a enfrentar y resolver problemas sexuales que aumenten la autoestima y el bienestar del varón.
La andropausia dependerá de una actitud personal y psicológica del individuo más allá de la disminución hormonal.
Los beneficios de la terapia hormonal serán evaluados para determinar los riesgos potenciales del mismo en caso de cáncer o problemas prostáticos. El reemplazo hormonal ayudará a aumentar la calidad de vida del varón al aumentar el ánimo del paciente, tonicidad, aumento de masa muscular, mejora el deseo sexual y su función eréctil por ende mejora su autoestima. Es muy importante tener en cuenta el beneficio versus el riesgo implícito que hay por reemplazo hormonal de testosterona.
El sexo durante la andropausia representa el goce de la sexualidad en la etapa de madurez del varón y es muy importante que el individuo se informe de los cambios que tendrá que enfrentar su organismo, para mejorar su actitud y confrontar de una manera positiva esta nueva etapa de su vida.
Por: Dra. Lydia Delfino Testamarck
Médica, Sexóloga Clínica.