Deficiencia auditiva en los jóvenes
Por: Dra. Layda López Terrón, AuD, F-AAA
Audióloga
La pérdida auditiva afecta a jóvenes y adolescentes. La exposición a sonidos altos, como música en estéreo escuchada por “head phones”, pasan factura. La preocupación es tal que ya se habla de discapacidad auditiva entre los jóvenes lo cual ya ha ocasionado dificultades para acceder a un trabajo, entre algunos que solicitan evaluaciones de audición. Estudios realizados sobre el tema han alertado sobre el aumento de la hipoacusia entre los más jóvenes con lesiones que son irreversibles. Si bien comienzan con manifestaciones leves como un zumbido, la continuidad de la exposición agrava el cuadro. Se realizo un estudio donde participaron adolescentes de entre 14 y 17 años y las conclusiones fueron que 16% de los chicos sienten un zumbido al acostarse, lo cual advierte de un daño auditivo, un sonido que no escuchan durante el día tapado por el ambiente. Este estudio señala que existe un aumento de 31% en la discapacidad auditiva al comparar los resultados con adolescentes de 12 a 19 años de la década de 2000 en relación con un grupo de niños de la misma edad en la década de los 90. Relacionan una tendencia al aumento en la hipoacusia en jóvenes desde que comenzó el boom de la tecnología, concluyendo que antes eran muchos menos casos porque no tenían mucho con qué lesionarse.
Esto se refleja en su calidad de vida y provoca estrés, irritabilidad, hipertensión, dolores de cabeza, taquicardias, fatiga, sordera, tinnitus (zumbidos permanentes), disminución en la capacidad de discriminación, aceleración cardio-respiratoria , problemas cardiovasculares, alteración en el sueño, molestias digestivas, disminución de la capacidad y apetito sexual, y también ha aumentado en forma alarmante el incremento de accidentes ( por caminar, manejar, cruzar la calle, el paso a nivel con auriculares). La consecuencia extrema es la pérdida de la audición o hipoacusia, un daño que no puede revertirse con mendicación ni cirugía.
Se espera que para el año 2020, una de cada diez personas de 30 años necesitará audífonos por haber escuchado música a altas intensidades con reproductores. El promedio en un concierto o evento con música es de 112 o 113 dB con picos de hasta 119, con 120 es lo mismo que si te despegara un avión dentro del oído. Además, hay que tener en cuenta que actualmente los reproductores de música traen un máximo 120 db. Aunque suelen encenderse automáticamente a 60 por ciento de su capacidad, el 58% de adolescentes del mencionado estudio contestó que suele aumentarles, mientras que 59% los usa por más de tres horas. Como consecuencia de estas conductas, el oído puede verse afectado. La pérdida de la capacidad auditiva puede ser moderada (por ejemplo, cuando la persona sólo tiene dificultad para escuchar en voz baja o a la distancia) y severa (por ejemplo, cuando una persona sólo pude sentir las vibraciones).
Si tienes una audición normal, pero hablas con una persona con pérdida de audición, puedes tomar algunas medidas para ayudarle:
- Llama la atención de la persona antes de comenzar a hablar. Habla dirigiéndote al oído bueno si este factor puede influir.
- Habla lentamente y con claridad, y sitúate frente a tu interlocutor. No grites, si gritas desfiguras los movimientos de los labios.
- Utiliza expresiones faciales y el lenguaje corporal al hablar. No debes cubrirte nunca la boca o los labios con las manos.
- Colócate de forma que la luz recaiga sobre tu cara.
- Observa si se produce cualquier malentendido. Si la repuesta de la persona no tiene sentido, repite lo que has dicho con otras palabras. Puedes pedir a tu interlocutor que te repita lo que ha oído para asegurarte de que ha recibido el mensaje correctamente.
Nuestra población de niños y adolescentes esta susceptible a padecer de pérdida auditiva inducida por sonidos elevados. Esto puede estar relacionado a que a edades más tempranas están expuestos a una tecnología que si no es bien supervisada podría tener serias consecuencias, como lo es el volumen en estéreo. Nuestros jóvenes están en constante aprendizaje y necesitan estar saludables en todas las áreas, es nuestra responsabilidad como padres guiarlos, enseñarles y protegerlos. En Puerto Rico existen leyes que apoyan el bienestar de nuestros niños y jóvenes, como por ejemplo esta la ley 296 del 1 de septiembre del 2000. Esta ley legisla para hacer notar que una buena “capacidad física” abarca el buen funcionamiento visual y auditivo de nuestros escolares, por lo tanto, se les exige a las escuelas que al inicio de cada año escolar, cada niño y joven debe completar un examen visual y auditivo para asegurar un buen aprovechamiento académico.