Alzheimer: “Yo me olvide de ti, no te olvides tú de mi”
La enfermedad de Alzheimer (al-SAI-mer) lleva el nombre del Dr. Alois Alzheimer, quien en el 1906 la descubre por primera vez en el cerebro de una mujer que había muerto de una rara enfermedad mental. Al examinar el cerebro descubrió unas masas anormales (actualmente llamadas placas amiloideas) y bultos retorcidos de fibras, conocidos como ovillos o nudos neurofibrilares.
El Alzheimer puede definirse como un trastorno neurológico degenerativo progresivo que afecta la memoria de forma irreversible. Actualmente se desconoce su causa, cura o tratamiento. Según Carlos A. Pérez, Director Ejecutivo de la Asociación de Alzheimer y Desórdenes Relacionados de Puerto Rico (AADRPR), una persona diagnosticada con la enfermedad puede durar 20 años de vida promedio.
La condición de Alzheimer es más común de lo que se cree. Representa del 60 al 80 por ciento de los casos de la demencia. Las estadísticas indican que cada 70 segundos un paciente es diagnosticado con la condición, y que de cada 10 personas 6 van a desaparecer. En Puerto Rico, el Alzheimer es la cuarta causa muerte, pero según Pérez podría subir a dos ya que al fallecer las personas, los certificados de defunción señalan causas externas a la condición.
Se estima que 5.4 millones de personas en los Estado Unidos tienen la enfermedad de Alzheimer. Para el año 2050, el número de personas en los Estados Unidos con la enfermedad puede alcanzar los 16 millones. Debido a que un 70 por ciento de las personas que padecen del Alzheimer viven en sus hogares, el impacto de esta enfermedad se extiende a millones de familiares, amigos y cuidadores.
Existen 10 posibles señales que levantan bandera sobre la condición. “Es importante que las personas reconozcan las señales y no esperen a presentar las 10 para tomar acción. Con una que presenten deben visitar un neurólogo para una evaluación”, aconsejó Carlos Pérez. Las señales son las siguientes:
1) Olvidar frecuentemente hechos recientes y no poder recordar lo olvidado.
2) Se le hace difícil llevar a cabo tareas de rutina.
3) Se le olvidan palabras, o usa palabras incorrectas al expresarse.
4) Se desorienta y no sabe dónde está, ni como llego al lugar.
5) Lleva a cabo reacciones irracionales, que demuestran poco o falta de juicio.
6) Se le olvida para que son los objetos y como utilizarlos.
7) Guarda objetos en lugares absurdos.
8) Muestra cambios dramáticos de humor o conducta.
9) Muestra cambios dramáticos de personalidad.
10) Muestra falta de iniciativa extrema para desempeñar acciones simples.
Los problemas de la memoria son solo una de las primeras señales del Alzheimer. Además el paciente puede presentar cambios en la forma de pensar, el carácter y la manera de comportarse. Es importante recalcar que la condición de Alzheimer no discrimina por raza, sexo, edad u origen nacional y aun cuando se relacione más con los envejecientes, no es una forma normal del envejecimiento.
La gravedad de la enfermedad se puede categorizar de leve, moderada y severa. Las personas pasan por estas etapas a diferentes ritmos y los síntomas de una se repiten. A continuación las etapas del Alzheimer:
Primera Etapa: Leve
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Dura aproximadamente de dos a cuatro años
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Es común que las personas repitan las cosas, pierdan artículos, como por ejemplo: las laves, reloj, libros, etc.
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Les cuesta trabajo nombrar objetos comunes, tales como: cuchara, lápiz, libretas, etc.
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Se pierden con facilidad
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Presentan cambios de personalidad. Un cambio de personal típico es la pasividad o la agresividad.
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Pierden el interés por actividades que antes disfrutaban.
Segunda Etapa: Moderada
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Dura aproximadamente de dos a 10 años
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Empeora la función mental y manifiestan alteraciones de conducta.
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Se muestran más confundidos, deambulan, discuten, sufren alucinaciones o delirios.
Tercera Etapa: Severa
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Dura aproximadamente de uno a tres años.
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Los pacientes no pueden funcionar independientemente en ningún nivel.
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No pueden usar ni comprender el lenguaje.
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No reconocen a sus familiares y/o amigos.
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Por lo general, en esta etapa de la enfermedad se encuentran postrados y encamados.
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Muchos son susceptibles a otras enfermedades, tales como desnutrición, infecciones y pulmonías.