Alzheimer: origen e histopatología
Por: Dra. Vanessa Sepúlveda Rivera, MD, MSc
Medicina Interna y Geriatría
Catedrática Asociada Escuela de Medicina
Universidad de Puerto Rico
Cuantos no hemos escuchado la siguiente expresión: “eso es él hace, eso es la edad”. Con frecuencia, pensamos que la pérdida de memoria viene asociada a la edad y que es normal que se nos olviden las cosas. Nada más lejos de la realidad.
En el año 1995 unos médicos descubrieron en los archivos del Hospital Clínico de Frankfurt, Alemania, los documentos con el historial y las anotaciones que el Dr. Alois Alzheimer había tomado de su paciente Auguste Deter. En el 1906, el siquiatra describió por primera vez los hallazgos de una “inusual enfermedad de la corteza cerebral”, encontrados en la autopsia del cerebro de dicha paciente. Auguste fue una mujer de 51 años traída a la atención del
Dr. Alzheimer por su esposo, ya que estaba presentando “una conducta bizarra”. Auguste tenia síntomas de pérdida de memoria, paranoia, falta de juicio y constantemente acusaba a su esposo de tramar en contra de ella.
Un siglo después, lo que el Dr. Alzheimer describiera en una presentación científica como la aparición de cúmulos dentro y fuera de las células nerviosas del cerebro, hoy continúa siendo motivo de investigación. Más aún, estos hallazgos se han convertido en la plataforma más reciente para el desarrollo de nuevos tratamientos de tan temida enfermedad. Las placas de
β-amiloide y los ovillos neurofibrilares son la base de la histopatología de la Demencia de Alzheimer. Estudios indican que estos cambios histopatológicos, considerados biomarcadores, podrían estar ocurriendo entre 15 a 20 años antes de que ocurra el primer síntoma.
La β-amiloide es un conjunto de moléculas de aminoácidos que se origina a partir de la división de la proteína precursora amiloidea (APP), una proteína integral de membrana concentrada en la sinapsis (comunicación) entre neuronas. Su degradación produce depósitos fuera de las células nerviosas.
Los ovillos neurofibrilares son un conglomerado anormal de proteínas compuesto por pequeñas fibrillas entrelazadas dentro de las células nerviosas. Los ovillos se forman por la múltiple fosforilación de proteínas asociadas a los microtúbulos intracelulares llamada proteína tau. Esa hiperfosforilación causa un agregado patológico con características insolubles.
Con el tiempo, la presencia de las placas de amiloide y los ovillos neurofibrilares se asocia a la degeneración y muerte de las células nerviosas del cerebro, resultando en una disminución de la masa cerebral y la pérdida de las funciones básicas asociadas a memoria y razonamiento. La persona afectada, progresa a una total dependencia en las actividades del diario vivir. Desde el punto de vista bioquímico, la presencia de estas placas y ovillos se asocia a una disminución de un neurotransmisor (mensajero) llamado acetilcolina.
No es el hace, ni la edad, es que el Alzheimer, el tipo de demencia más común, se debe a unos cambios histopatológicos en el cerebro, que explican los signos y síntomas asociadas a la misma. Por tal razón, la presencia de los siguientes síntomas, amerita una evaluación. Solo de esta manera, se podrá hacer un diagnóstico temprano, que resulte en intervenciones a tiempo, impactando la calidad de vida de la persona afectada.
- Cambios de memoria que dificultan la vida.
- Dificultad para planificar o resolver problemas.
- Dificultad para desempeñar tareas habituales en la casa, en el trabajo o en su tiempo libre.
- Desorientación de tiempo o lugar.
- Dificultad para comprender imágenes visuales y cómo objetos se relacionan uno al otro en el ambiente.
- Nuevos problemas con el uso de palabras en el habla o lo escrito.
- Colocación de objetos fuera de lugar y la falta de habilidad para retrasar sus pasos.
- Disminución o falta del buen juicio.
- Pérdida de iniciativa para tomar parte en el trabajo o en las actividades sociales.
- Cambios en el humor o la personalidad.